Muchas personas se dan cuenta por primera vez de la degeneración macular cuando las líneas rectas de una página o el marco de una puerta empiezan a verse torcidas u onduladas, o cuando aparece una mancha gris o borrosa en el centro de su visión, lo que dificulta leer, reconocer caras o apreciar los detalles finos. Los colores pueden parecer menos vivos y tareas como conducir al atardecer o con poca luz pueden volverse más difíciles, sobre todo al principio en un ojo. Estos cambios precoces en la visión central (no en la visión lateral) suelen llevar a hacer un examen ocular, donde el médico observa cambios en la mácula en el examen con pupila dilatada o en las imágenes y puede encontrar drusas (depósitos amarillos diminutos) en los casos relacionados con la edad.