La degeneración macular afecta la zona central de la retina y reduce la visión nítida y frontal. Las personas con degeneración macular suelen notar visión central borrosa, dificultad para leer y para reconocer caras. Afecta principalmente a adultos mayores de 50 años, y los cambios en la visión pueden ser graduales o repentinos según el tipo. Es una afección crónica, pero no causa ceguera total, y la mayoría de las personas tiene una esperanza de vida normal. Los tratamientos incluyen inyecciones intraoculares para la degeneración macular húmeda y vitaminas, cambios en el estilo de vida y seguimiento para la degeneración macular seca.

Resumen breve

Síntomas

La degeneración macular suele causar visión central borrosa o distorsionada. Los signos precoces de la degeneración macular incluyen necesitar una luz más brillante, dificultad para leer o reconocer caras, y que las líneas rectas parezcan onduladas. Puedes notar una mancha oscura o un área vacía en el centro.

Perspectivas y Pronóstico

Muchas personas con degeneración macular conservan una visión central útil durante años, sobre todo si se hacen revisiones oftalmológicas periódicas y reciben tratamiento a tiempo. Las formas secas suelen evolucionar lentamente; las formas húmedas pueden cambiar con rapidez, pero a menudo responden a las inyecciones. Las ayudas para baja visión y la rehabilitación ayudan a mantener la independencia.

Causas y factores de riesgo

El riesgo de degeneración macular aumenta con la edad y los antecedentes familiares, y está influido por variantes genéticas. Fumar, la hipertensión, el colesterol alto, la obesidad y una ingesta baja de verduras de hoja aumentan el riesgo; la exposición prolongada a la luz UV/azul también podría hacerlo. El riesgo es mayor en personas con ascendencia europea.

Influencias genéticas

La genética desempeña un papel importante en la degeneración macular, especialmente en las formas relacionadas con la edad. Tener ciertas variantes en genes como CFH o ARMS2 aumenta el riesgo, pero no garantiza que vayas a desarrollar la enfermedad. Los hábitos de vida —tabaco, alimentación, exposición a radiación UV— pueden elevar o reducir el riesgo a pesar de la genética.

Diagnóstico

El diagnóstico de la degeneración macular suele comenzar con un examen ocular con dilatación de pupila. Los médicos pueden añadir fotos o escáneres de la retina (OCT) y, en la forma húmeda, una prueba con tinte (angiografía). Controles sencillos de la visión, incluido el test de la rejilla de Amsler, ayudan a vigilar los cambios.

Tratamiento y medicamentos

La atención de la degeneración macular se centra en proteger tu visión y en ralentizar los cambios en la mácula. Las opciones pueden incluir inyecciones intraoculares de anti-VEGF para la degeneración macular húmeda, medidas de estilo de vida (dejar de fumar, una dieta saludable para los ojos), suplementos AREDS/AREDS2 para ciertos casos de la forma seca y ayudas para baja visión. Los exámenes oculares periódicos orientan el momento y la elección de los tratamientos.

Síntomas

La degeneración macular afecta sobre todo la visión central, la visión nítida y frontal que usas para leer, reconocer caras y ver los detalles finos. Los signos precoces de degeneración macular pueden incluir una zona borrosa o en blanco, líneas distorsionadas o palabras que parecen desvanecerse. Las manifestaciones varían según la persona y pueden cambiar con el tiempo. La visión periférica suele mantenerse normal, pero las tareas que requieren detalle pueden volverse más lentas o más cansadas.

  • Visión central borrosa: El texto en el centro se ve difuso o embadurnado. Esta zona borrosa es un signo frecuente en la degeneración macular. Al principio puede notarse más en un ojo.

  • Mancha central en blanco: Aparece una zona oscura, gris o vacía justo donde miras. La visión lateral permanece, pero la mancha bloquea lo que está enfrente. Puedes notarlo al leer o al mirar caras.

  • Líneas onduladas: Bordes rectos, como marcos de puertas o papel rayado, se ven doblados u ondulados. En términos médicos, esto es metamorfopsia; en la vida diaria, son líneas que no se ven rectas. Si aparece de forma repentina, busca atención ocular inmediata.

  • Dificultad para leer: Las letras parecen faltar, se desvanecen o se amontonan. Muchas personas con degeneración macular mueven el texto para encontrar un “punto dulce” más claro. Leer suele llevar más tiempo y resultar más cansado.

  • Problemas para reconocer caras: Reconocer caras, sobre todo a distancia, se vuelve más difícil. Las expresiones y los rasgos pequeños se difuminan mientras la visión lateral sigue intacta. Las interacciones sociales pueden requerir más esfuerzo.

  • Mala visión con poca luz: Ver en habitaciones tenues, al anochecer o en restaurantes se vuelve más difícil. Adaptarte de la luz solar intensa al interior puede llevar más tiempo. Las tareas nocturnas pueden sentirse menos seguras o cómodas.

  • Necesidad de más luz: Leer o hacer trabajos de cerca exige una iluminación más intensa y dirigida. Las personas con degeneración macular suelen rendir mejor con una lámpara de trabajo brillante. Durante el día, puedes sentarte más cerca de las ventanas.

  • Menor color/contraste: Los colores se ven más apagados y los detalles finos se confunden con el fondo. Las impresiones de bajo contraste y los tonos sutiles son más difíciles de distinguir. Los materiales de alto contraste se ven con mayor facilidad.

  • Alucinaciones visuales: Puedes ver patrones simples, formas o figuritas que no están ahí cuando el cerebro “rellena” los detalles que faltan. Esto puede ocurrir con la pérdida de visión por degeneración macular y no es un problema de salud mental. Suele ser inofensivo, aunque sorprendente.

  • Visión fluctuante: La visión puede ser más clara algunos días que otros. El cansancio, la iluminación y el ojo que uses pueden cambiar lo que ves. Estos altibajos son frecuentes en la degeneración macular.

Cómo las personas suelen darse cuenta por primera vez

Muchas personas se dan cuenta por primera vez de la degeneración macular cuando las líneas rectas de una página o el marco de una puerta empiezan a verse torcidas u onduladas, o cuando aparece una mancha gris o borrosa en el centro de su visión, lo que dificulta leer, reconocer caras o apreciar los detalles finos. Los colores pueden parecer menos vivos y tareas como conducir al atardecer o con poca luz pueden volverse más difíciles, sobre todo al principio en un ojo. Estos cambios precoces en la visión central (no en la visión lateral) suelen llevar a hacer un examen ocular, donde el médico observa cambios en la mácula en el examen con pupila dilatada o en las imágenes y puede encontrar drusas (depósitos amarillos diminutos) en los casos relacionados con la edad.

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Tipos de Macular degeneration

La degeneración macular tiene varias formas bien reconocidas que difieren en la rapidez con la que avanzan y en cómo afectan la visión central que usas para leer y reconocer caras. Algunos tipos aparecen de forma gradual a lo largo de años, mientras que otros pueden cambiar la visión en semanas o meses. No todos presentarán cada tipo. Los profesionales suelen describirlas en estas categorías:

Seca (atrófica)

Es el tipo más frecuente de degeneración macular y suele avanzar lentamente. Por lo general causa un oscurecimiento o borrosidad gradual en el centro de la visión, lo que dificulta leer letra pequeña y realizar tareas con poca luz.

Húmeda (neovascular)

Este tipo menos común ocurre cuando crecen vasos sanguíneos nuevos y frágiles bajo la mácula y filtran líquido o sangre. Los cambios visuales pueden ser más rápidos y notorios, con líneas onduladas o zonas en blanco en el centro.

DMAE temprana

Hay cambios en la mácula, que a menudo se observan como pequeños depósitos llamados drusas en el examen ocular, pero muchas personas tienen pocos síntomas o ninguno. Algunas pueden notar ligera dificultad para leer con poca luz o para distinguir el contraste.

DMAE intermedia

Las drusas son más grandes y puede haber cambios sutiles en la mácula que empiezan a afectar las tareas diarias. Las personas pueden notar visión central más borrosa, más deslumbramiento o necesidad de más luz para leer.

DMAE avanzada

Esta etapa incluye cambios secos extensos (atrofia geográfica) o la forma húmeda con filtración y cicatrices. La pérdida de visión central puede ser importante, mientras que la visión lateral (periférica) suele conservarse.

Formas juveniles

Variantes hereditarias poco frecuentes de degeneración macular, como Stargardt, comienzan antes en la vida y pueden afectar tareas escolares o laborales. Los síntomas pueden incluir borrosidad central, dificultad para adaptarse a la poca luz y cambios en la visión de colores.

Unilateral vs bilateral

Un ojo puede afectarse antes que el otro, y la gravedad puede diferir entre ambos ojos. Los controles periódicos ayudan a seguir la evolución y a decidir el momento del tratamiento, especialmente en la enfermedad húmeda.

Patrones ligados al riesgo

Fumar, la edad, los antecedentes familiares y ciertos factores genéticos se asocian con mayor riesgo y cambios más rápidos en algunas personas. La vida diaria suele hacer más claras las diferencias entre los tipos de síntomas.

Atrofia geográfica

Esta forma seca avanzada implica zonas donde las células maculares se degeneran. La velocidad de lectura y el reconocimiento de caras a menudo se vuelven más difíciles a medida que estas zonas aumentan.

Variante polipoidea

Un subtipo relacionado con la forma húmeda con cambios vasculares tipo pólipo bajo la retina, más frecuente en algunas poblaciones. Puede causar sangrados recurrentes y visión fluctuante, y a menudo requiere tratamiento a medida.

¿Sabías?

Algunas personas con variantes en los genes CFH o ARMS2 desarrollan una degeneración macular más temprana y de progresión rápida, lo que provoca visión central borrosa, dificultades para leer y problemas para reconocer caras. Ciertos cambios genéticos poco frecuentes (como en C3 o C9) también pueden significar drusas más frecuentes y una pérdida de visión más rápida.

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Causas y Factores de Riesgo

La degeneración macular surge de una combinación de edad, susceptibilidad heredada y exposiciones cotidianas. Algunos factores de riesgo son modificables (cosas que puedes cambiar) y otros no son modificables (cosas que no puedes cambiar). Envejecer y tener antecedentes familiares aumentan el riesgo basal, y el riesgo es mayor en personas con ascendencia europea. Fumar, la hipertensión, el colesterol alto, la obesidad y una alimentación pobre en verduras de hoja verde o pescado pueden aumentar el riesgo. La exposición prolongada a la luz solar sin protección ocular también puede sumarse al riesgo, y estos factores a menudo aparecen antes de cualquier signo precoz de degeneración macular.

Factores de Riesgo Ambientales y Biológicos

Algunos rasgos internos y exposiciones del entorno pueden aumentar el riesgo de degeneración macular. Reconocer los signos precoces de la degeneración macular ayuda a programar revisiones oculares a tiempo, pero también conviene entender los factores que la favorecen. Los médicos suelen agrupar los riesgos en internos (biológicos) y externos (ambientales). A continuación verás los principales factores ambientales y biológicos relacionados con esta afección.

  • Edad avanzada: La edad es el factor interno más importante para la degeneración macular. El riesgo aumenta en cada década después de la mediana edad. La mayoría de los casos se diagnostican después de los 60 años.

  • Color claro de ojos: Las personas con iris azules o verdes tienen menos pigmento que protege la retina. Esto puede permitir mayor estrés lumínico en la mácula. Los iris más oscuros podrían ofrecer una protección moderada.

  • Presión arterial alta: La presión elevada puede dañar los vasos pequeños que nutren la mácula. Con el tiempo, el flujo reducido y el desgaste vascular pueden aumentar la probabilidad de esta afección.

  • Corazón y vasos: La aterosclerosis y la cardiopatía pueden deteriorar la circulación hacia la retina. Un aporte sanguíneo más pobre puede acelerar el desgaste macular y elevar el riesgo.

  • Inflamación crónica: Las afecciones que provocan inflamación prolongada pueden fatigar los tejidos retinianos. Las señales inflamatorias pueden hacer que la mácula sea más susceptible al daño.

  • Contaminación del aire: La exposición prolongada a partículas finas y a la contaminación relacionada con el tráfico se ha vinculado con tasas más altas de degeneración macular. Estos contaminantes pueden desencadenar estrés oxidativo y cambios vasculares en el ojo.

  • Humo ajeno: La exposición habitual al humo del tabaco de otros baña el ojo en oxidantes. Esto puede aumentar el riesgo de degeneración macular y acelerar su progresión una vez presente.

  • Exposición al sol: Años de luz solar intensa sin protección ocular pueden añadir estrés lumínico acumulado a la retina. Esta exposición, especialmente a la luz visible de alta energía, puede contribuir al riesgo.

  • Cambios retinianos precoces: Los depósitos iniciales o cambios de pigmento observados en una revisión ocular señalan un mayor riesgo futuro. Cuando estos cambios están presentes, es más probable que la degeneración macular progrese con el tiempo.

Factores de Riesgo Genéticos

Los genes influyen mucho en quién desarrolla degeneración macular, especialmente la forma asociada a la edad. La genética puede aumentar el riesgo años antes de que aparezcan signos precoces de degeneración macular. Riesgo no es destino: varía mucho entre personas. Conocer tus antecedentes familiares y cambios clave en genes puede ayudar a orientar el seguimiento y, en algunos casos, las pruebas genéticas.

  • Antecedentes familiares: Tener un familiar cercano afectado aumenta tus probabilidades. Este patrón sugiere factores hereditarios compartidos. Los médicos pueden recomendar revisiones oculares más tempranas cuando hay agrupación familiar marcada.

  • Variantes en CFH: Cambios en el gen CFH, que ayuda a controlar la inflamación en el ojo, están entre los riesgos genéticos más fuertes. Ciertas variantes pueden volver más activo el sistema del complemento alrededor de la retina. Esto eleva la probabilidad de degeneración macular.

  • Región ARMS2/HTRA1: Variantes cerca de ARMS2 y HTRA1 en el cromosoma 10 se asocian fuertemente a la degeneración macular. Pueden afectar cómo la retina maneja los desechos celulares y el estrés. Las personas con combinaciones de alto riesgo tienden a desarrollar la afección antes.

  • Genes del sistema del complemento: Otros genes del complemento como C3, C2, CFB, CFI y C9 también influyen en el riesgo. Algunas variantes amortiguan la inflamación y reducen el riesgo, mientras que otras lo aumentan. En conjunto, moldean cómo se comporta la respuesta inmunitaria en la mácula.

  • Variantes raras de alto impacto: Cambios hereditarios raros en genes del complemento pueden aumentar mucho el riesgo o adelantar el inicio. Las familias con estas variantes pueden ver degeneración macular grave o de progresión rápida a lo largo de generaciones. El asesoramiento genético puede aclarar los patrones de herencia.

  • Gen APOE: Diferentes tipos de APOE cambian cómo se mueven y se eliminan las grasas en la retina. La forma E2 se asocia a mayor riesgo, mientras que E4 podría ser protectora. Los efectos pueden variar según la edad y el origen ancestral.

  • Ancestría europea: La afección es más frecuente en personas con ancestría europea. Esto probablemente refleja una mayor frecuencia de ciertas variantes de riesgo en estas poblaciones. Los patrones difieren en personas de origen africano, asiático o latino.

  • Puntuación de riesgo poligénico: Muchos cambios genéticos pequeños se acumulan y modulan el riesgo. Herramientas más nuevas los combinan en una puntuación de riesgo poligénico que estima la probabilidad heredada de degeneración macular de una persona. Estas puntuaciones no son diagnósticas, pero pueden ayudar a personalizar el cribado en el futuro.

  • Distrofias maculares hereditarias: Enfermedades monogénicas como la distrofia del fondo de Sorsby o la distrofia en panal de Doyne pueden imitar fases iniciales. Suelen comenzar antes en la vida y siguen una herencia clara en las familias. Diferenciarlas de la enfermedad asociada a la edad orienta la atención y la planificación familiar.

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Factores de Riesgo del Estilo de Vida

Varios hábitos cotidianos pueden influir en el inicio y la progresión de la degeneración macular asociada a la edad. Los factores de riesgo de estilo de vida más importantes para la degeneración macular incluyen el consumo de tabaco, los patrones de dieta, los niveles de actividad física, el peso corporal y la ingesta de alcohol. Ajustar estos factores puede ayudar a reducir el riesgo y puede ralentizar el deterioro de la visión una vez que la DMAE está presente.

  • Tabaquismo: Fumar cigarrillos aproximadamente duplica el riesgo de desarrollar DMAE y acelera la progresión a formas avanzadas. Dejar de fumar reduce este riesgo adicional con el tiempo y puede ayudar a preservar la visión.

  • Calidad de la dieta: Las dietas con muchos carbohidratos refinados y pobres en hojas verdes, frutas y verduras de colores, y pescado se asocian con un mayor riesgo de DMAE. Comer más pescado rico en omega-3, frutos secos y frutas y verduras ricas en antioxidantes se asocia con menor riesgo y progresión más lenta.

  • Inactividad física: Los hábitos sedentarios se correlacionan con mayor probabilidad de desarrollar DMAE y un empeoramiento más rápido. La actividad moderada regular favorece el flujo sanguíneo de la retina y puede reducir el riesgo de progresión.

  • Exceso de peso corporal: Un IMC más alto y la grasa abdominal se vinculan con mayor riesgo de DMAE y avance más rápido. La pérdida de peso gradual mediante alimentación saludable y actividad puede reducir el estrés inflamatorio en la retina.

  • Consumo elevado de alcohol: Beber en exceso con frecuencia se ha asociado con mayor riesgo de DMAE y peor salud retiniana. Limitar la ingesta a niveles moderados ayuda a mantener un riesgo más bajo.

Prevención de Riesgos

No puedes cambiar tu edad ni tus antecedentes familiares, pero sí puedes reducir el riesgo con hábitos diarios y atención ocular regular. La prevención funciona mejor si la combinas con revisiones periódicas. En la degeneración macular, no fumar, proteger los ojos de la luz solar intensa y cuidar la salud cardiovascular ayuda. Conocer los signos precoces de la degeneración macular también puede acelerar la atención.

  • No fumar: Fumar aumenta mucho el riesgo de degeneración macular. Dejarlo reduce el riesgo con el tiempo, incluso si has fumado durante años.

  • Dieta saludable ocular: Las verduras de hoja verde, los vegetales de colores y el pescado aportan nutrientes vinculados a menor riesgo. Un patrón tipo mediterráneo rico en vegetales y bajo en ultraprocesados es una buena guía.

  • Exámenes oculares regulares: Los exámenes completos con dilatación pueden detectar cambios precoces antes de que afecten la visión. Pregunta cada cuánto necesitas controles según tu edad y antecedentes familiares.

  • Control de la presión arterial: La presión arterial alta y el colesterol no saludable pueden forzar la circulación del ojo. Mantén las cifras en rangos saludables con tratamiento, alimentación y actividad física.

  • Muévete con regularidad: La actividad física ayuda al flujo sanguíneo y al peso saludables. Incluso caminar a paso ligero la mayoría de los días puede reducir el riesgo.

  • Protección solar y UV: La luz solar intensa puede estresar la retina con el tiempo. Usa gafas de sol con filtro UV y un sombrero de ala al aire libre.

  • Controlar la glucosa: Si convives con diabetes o prediabetes, mantener una glucosa estable ayuda a proteger los ojos. Un buen control favorece la salud de la retina a largo plazo.

  • Suplementos AREDS2: Si tienes degeneración macular intermedia, vitaminas oculares específicas pueden frenar la progresión. Pregunta a un oftalmólogo si AREDS2 es adecuado para tu fase.

  • Conocer antecedentes familiares: Tener un padre o un hermano con degeneración macular aumenta tu riesgo. Comparte esto con tu oftalmólogo para planificar un cribado más temprano y frecuente.

  • Controles visuales en casa: Una rejilla de Amsler o vigilar si aparecen líneas onduladas puede señalar cambios de forma precoz. Llama de inmediato a tu oftalmólogo si las líneas rectas se ven torcidas o aparece una mancha gris.

Qué tan efectiva es la prevención?

La degeneración macular es una afección progresiva/adquirida, por lo que la prevención se centra en reducir el riesgo y frenar la pérdida de visión más que en detenerla por completo. No fumar es la medida más eficaz y puede disminuir el riesgo de forma sustancial. En personas con degeneración macular asociada a la edad en estadio intermedio, la fórmula de vitaminas AREDS2 puede reducir la probabilidad de progresar a enfermedad avanzada en aproximadamente un 25% a lo largo de 5 años. Las gafas de sol con filtro UV, controlar la presión arterial y el colesterol, comer verduras de hoja verde y pescado, y realizar exámenes oculares periódicos aportan una protección importante, aunque no ofrecen garantías.

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Transmisión

La degeneración macular no es contagiosa: no puedes “contagiarte” de otra persona y no se transmite por contacto, aire, alimentos ni relaciones sexuales. Algunas personas heredan una probabilidad mayor de desarrollar degeneración macular asociada a la edad por cambios en varios genes; esto es complejo y no sigue un patrón sencillo, así que tener un padre o un hermano con degeneración macular aumenta el riesgo, pero no significa que necesariamente la vayas a tener. Cuando te preguntan por la transmisión genética de la degeneración macular, es más preciso decir que los genes inclinan la balanza en las probabilidades en lugar de “transmitir” directamente la enfermedad, y factores como la edad, el tabaquismo y tu salud general también influyen mucho. Las distrofias maculares raras de inicio en la infancia sí se heredan de forma más directa, pero son distintas de la degeneración macular asociada a la edad, que es la forma frecuente.

Cuándo hacerse pruebas genéticas

Hazte pruebas genéticas si tienes un antecedente familiar fuerte de degeneración macular, presentas cambios en la visión de forma inusualmente temprana o estás considerando tratamientos de alto riesgo en los que la genética podría orientar las decisiones. Las pruebas genéticas no diagnostican la pérdida de visión, pero pueden afinar el riesgo y personalizar la atención. Habla con tu especialista en ojos sobre los pros, las limitaciones y los siguientes pasos.

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Diagnóstico

La degeneración macular suele detectarse cuando los cambios en la visión empiezan a dificultar la lectura, la conducción o reconocer caras, y tu oftalmólogo confirma lo que ocurre con un examen ocular dirigido. Puedes notar que las líneas rectas se ven onduladas o una mancha oscura en el centro de tu visión, lo que lleva a hacer pruebas. Los médicos suelen empezar con una evaluación visual detallada y un examen con dilatación de las pupilas, y luego usan técnicas de imagen para ver con claridad la mácula; así se diagnostica la degeneración macular.

  • Síntomas e historia clínica: Tu oftalmólogo te pregunta por los cambios en la visión, su inicio y cómo afectan tus actividades diarias. También repasa los antecedentes familiares, el tabaquismo y otros factores de riesgo. Esto ayuda a decidir qué pruebas hacer a continuación.

  • Prueba de agudeza visual: Lees letras en una cartilla para medir la nitidez de la vista en cada ojo. Esto documenta cuánto está afectada la visión central y crea un punto de partida para el seguimiento.

  • Rejilla de Amsler: Miras una rejilla pequeña para ver si las líneas rectas se ven onduladas, torcidas o faltan. Los cambios en la rejilla sugieren afectación macular y ayudan a seguir las variaciones del día a día.

  • Examen ocular con dilatación: Unas gotas dilatan las pupilas para que el médico examine la mácula y la retina con lentes especiales. Busca drusas, cambios de pigmento, sangrado o líquido que apunten a degeneración macular.

  • Tomografía de coherencia óptica: Este escáner usa ondas de luz para crear imágenes en corte transversal de la retina. Muestra hinchazón, adelgazamiento o líquido bajo la mácula y ayuda a distinguir cambios secos de húmedos.

  • Angiografía OCT: Un escáner sin tinte traza el flujo sanguíneo en la retina y bajo la mácula. Puede revelar vasos nuevos anormales en la degeneración macular húmeda sin una inyección.

  • Angiografía con fluoresceína: Una pequeña inyección de tinte en una vena permite fotografiar los vasos sanguíneos de la retina. Los vasos con filtración o anormales destacan la degeneración macular húmeda y guían la planificación del tratamiento.

  • Angiografía con verde de indocianina: Esta prueba con tinte muestra la capa más profunda bajo la retina llamada coroides. Ayuda a encontrar vasos anormales ocultos o recurrentes cuando las imágenes con fluoresceína no son claras.

  • Fotografía de fondo de ojo: Las fotos en color documentan el aspecto de la mácula y cualquier drusa o sangrado. Estas imágenes aportan un registro visual para comparar en el tiempo y evaluar la respuesta al tratamiento.

Etapas de Macular degeneration

La degeneración macular se describe por etapas que reflejan cómo cambia la visión central y lo que ve el especialista en ojos durante una exploración. Existe una forma “seca” de progresión lenta que puede avanzar de precoz a intermedia y luego a avanzada, y una forma “húmeda” que puede aparecer de manera repentina y se considera avanzada. Un diagnóstico precoz y preciso te ayuda a planificar con confianza.

Degeneración macular precoz

Se observan pequeños depósitos amarillos (drusas) en una exploración ocular con pupila dilatada o en una prueba de imagen. Puede que no haya signos tempranos de degeneración macular y muchas personas ven con normalidad. Podrías notar ligera dificultad en ambientes con poca luz.

Degeneración macular intermedia

Hay drusas más grandes y cambios sutiles de color en la retina en la exploración. Leer puede resultarte más lento, y podrías necesitar luz más intensa o mayor contraste para ver con claridad. Una rejilla de Amsler a veces puede revelar una leve ondulación.

Degeneración macular avanzada seca

Zonas de células retinianas se desgastan (atrofia geográfica) afectando el centro de la visión. Las caras y la letra pequeña se vuelven más difíciles de distinguir, y puede aparecer una mancha central gris o en blanco mientras la visión lateral se mantiene. Las imágenes muestran áreas claras de pérdida celular.

Degeneración macular húmeda

Crecen nuevos vasos sanguíneos frágiles que filtran debajo de la retina. La visión puede empeorar rápidamente con distorsión: las líneas rectas se ven onduladas, y puede aparecer una mancha oscura central o un área borrosa; esto necesita tratamiento inmediato. Los médicos lo confirman con pruebas de imagen y una prueba con colorante para mapear la filtración.

¿Sabías sobre las pruebas genéticas?

¿Sabías que las pruebas genéticas pueden ayudarte a entender tu riesgo personal de degeneración macular y qué puedes hacer al respecto? Ciertos cambios en los genes aumentan el riesgo, y conocer tu perfil puede guiar chequeos oftalmológicos más tempranos, medidas de estilo de vida como no fumar y proteger tus ojos de la luz UV y, en algunos casos, determinar si puedes participar en ensayos clínicos o acceder a tratamientos personalizados. No predecirá el futuro con certeza, pero puede darte a ti y a tu oftalmólogo una ventaja para la prevención y la planificación.

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Perspectivas y Pronóstico

Mirar hacia adelante puede imponer respeto, pero la mayoría de las personas con degeneración macular continúan muchas actividades cotidianas con adaptaciones como iluminación más brillante, etiquetas de alto contraste y lupas. El pronóstico no es igual para todos: la visión central suele empeorar lentamente en la forma seca, que es la más frecuente, mientras que la forma húmeda puede cambiar más rápido sin tratamiento. Los médicos llaman a esto el pronóstico: una palabra médica que describe los desenlaces más probables. La atención precoz puede marcar una verdadera diferencia, especialmente en la degeneración macular húmeda, donde inyecciones oculares a tiempo a menudo estabilizan o incluso mejoran la visión.

Esto es lo que sugieren la investigación y la experiencia sobre el futuro. En la degeneración macular seca, la pérdida de visión suele progresar a lo largo de años, y muchas personas conservan suficiente visión periférica para orientarse, cocinar comidas sencillas y reconocer espacios, aunque leer letra muy pequeña puede volverse difícil. En la degeneración macular húmeda, las inyecciones periódicas de anti‑VEGF han reducido el riesgo de pérdida visual grave en comparación con el pasado. La mortalidad en general no aumenta por la degeneración macular en sí; sin embargo, la pérdida de visión puede elevar el riesgo de caídas y reducir la independencia, por lo que las medidas de prevención de caídas y los servicios de apoyo son importantes.

Entender el pronóstico puede guiar tu planificación y las decisiones prácticas en casa y en el trabajo. Presta atención a signos precoces de degeneración macular como líneas onduladas, manchas oscuras en el centro o dificultad para leer, y busca atención oftalmológica sin demora si aparecen. Con seguimiento continuo, muchas personas mantienen visión útil durante años, especialmente si acuden a sus citas, controlan los factores de riesgo cardiovascular y usan ayudas de baja visión. Habla con tu médico sobre cómo podría ser tu pronóstico personal.

Efectos a Largo Plazo

La degeneración macular tiende a afectar la visión central a lo largo de los años, así que los efectos a largo plazo suelen impactar la lectura, la conducción y el reconocimiento de caras. Los efectos a largo plazo varían mucho y pueden cambiar de forma lenta o en saltos repentinos. Muchas personas recuerdan signos precoces de degeneración macular como ver líneas rectas onduladas, pero con el tiempo el mayor problema son los huecos graduales o las manchas borrosas en el centro. El tratamiento puede frenar o estabilizar la enfermedad en muchos casos, y planificar para una visión cambiante ayuda a mantener tu autonomía.

  • Pérdida de visión central: Pueden aparecer manchas borrosas o zonas en blanco en el centro del campo visual que crecen con el tiempo. La visión periférica suele mantenerse más clara, por lo que aún puedes orientarte en los espacios.

  • Dificultad para leer: Las palabras pueden desvanecerse, volverse borrosas o desaparecer en medio de la línea. Muchas personas con degeneración macular encuentran que necesitan letras más grandes o audio.

  • Reconocimiento de caras: Puede costar distinguir detalles como los ojos y la boca. Esto puede hacer que las interacciones sociales resulten incómodas o cansadas.

  • Limitaciones para conducir: Puede ser más difícil leer señales y semáforos, especialmente a velocidad. Con el tiempo, algunas personas con degeneración macular dejan de conducir de noche o de conducir por completo.

  • Problemas con poca luz: Las estancias tenues y el atardecer pueden hacer que la visión disminuya de forma marcada. Adaptarte al pasar entre espacios muy iluminados y oscuros puede llevarte más tiempo.

  • Bajo contraste: Los colores apagados o similares pueden fundirse entre sí. Esto puede dificultar ver con claridad escalones, bordillos y objetos pálidos.

  • Necesidad de más luz: Tareas como cocinar, coser o leer pueden requerir una iluminación intensa y focalizada. El deslumbramiento puede seguir molestando, por lo que la luz difusa suele funcionar mejor.

  • Distorsiones visuales: Las líneas rectas pueden verse dobladas u onduladas. En algunas personas con degeneración macular, esta distorsión aparece y desaparece o empeora con el tiempo.

  • Alucinaciones visuales: Cuando la visión está muy reducida, pueden aparecer patrones simples o imágenes formadas, conocido como síndrome de Charles Bonnet. Son fallos visuales, no un signo de enfermedad mental.

  • Progresión desigual: Un ojo puede cambiar más rápido que el otro, afectando la profundidad y el equilibrio. Algunas personas presentan cambios bruscos si aparece la degeneración macular húmeda.

  • Caídas y seguridad: El menor contraste y las manchas ciegas centrales pueden aumentar el riesgo de tropiezos. Señalar los escalones y mejorar la iluminación puede reducir los peligros.

  • Carga emocional: Los cambios continuos en la visión pueden generar frustración, preocupación o ánimo bajo. Muchas personas se sienten mejor con apoyo psicológico o rehabilitación visual.

Cómo es vivir con Macular degeneration

Vivir con degeneración macular suele significar que la visión central se ve borrosa o falta, mientras que la visión lateral se mantiene más clara; por eso leer letra pequeña, reconocer caras o ver señales de tráfico puede requerir más esfuerzo o herramientas especiales. Muchas personas se adaptan usando iluminación más intensa, texto más grande, configuraciones de alto contraste y ayudas para baja visión, además de organizar la casa para que las tareas diarias sean previsibles y seguras. Conducir puede volverse más difícil o dejar de ser posible, lo que cambia las rutinas y puede pedir más apoyo a la familia y a los amigos para los traslados y la ayuda visual; aun así, con planificación, entrenamiento de rehabilitación y recursos comunitarios, puedes recuperar una fuerte sensación de independencia. Al principio las emociones pueden ser intensas—frustración, preocupación, duelo—, pero con apoyo, adaptaciones prácticas y controles oftalmológicos regulares, la mayoría encuentra un nuevo ritmo que mantiene el trabajo, las aficiones y las relaciones muy vivas.

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Tratamiento y Medicamentos

El tratamiento de la degeneración macular se centra en proteger la visión que tienes y en frenar más daño, con opciones adaptadas al tipo y a la fase. En la degeneración macular húmeda, las inyecciones intraoculares que bloquean el crecimiento anormal de vasos sanguíneos (fármacos anti-VEGF) son la base del tratamiento y a menudo mejoran o estabilizan la visión; algunas personas también reciben una terapia activada por luz para sellar los vasos con fugas. En la degeneración macular seca, no hay un fármaco que restaure la mácula, pero vitaminas y minerales específicos en dosis altas (la fórmula AREDS2) pueden reducir el riesgo de progresión en fases intermedias, y las ayudas para baja visión ayudan a muchas personas en tareas cotidianas como leer o reconocer caras. Junto al tratamiento médico, los hábitos de vida también influyen: no fumar, controlar la presión arterial y el colesterol, usar gafas de sol con filtro UV y seguir una dieta rica en verduras de hoja verde y pescado. Pregunta a tu médico por el mejor punto de partida para ti, incluida la frecuencia con la que necesitarás controles y si los ensayos clínicos o los servicios de rehabilitación podrían ayudarte.

Tratamiento No Farmacológico

La degeneración macular puede dificultar leer, conducir o reconocer caras, a menudo primero con poca luz o con letra pequeña. Los tratamientos no farmacológicos suelen sentar las bases para proteger la vista y mantener la independencia. Estas estrategias se centran en hábitos seguros para tus ojos, seguimiento constante y herramientas prácticas para facilitar las tareas diarias. Tu equipo de atención puede ayudarte a diseñar un plan que encaje con tu rutina y con la fase de tu enfermedad.

  • Rehabilitación de baja visión: La formación con especialistas en visión te ayuda a aprovechar mejor la vista que tienes. Aprenderás estrategias para leer, cocinar y orientarte con menor detalle central. Las sesiones también pueden incluir asesoramiento sobre adaptaciones en el hogar y el lugar de trabajo.

  • Dispositivos de apoyo: Lupas, apps de alto contraste, ajustes de letra grande y herramientas de texto a voz pueden facilitar la lectura y el uso de pantallas. Un especialista en baja visión puede ajustar los dispositivos a tus objetivos y presupuesto. Muchas personas encuentran más fácil mantener las terapias no farmacológicas cuando mejoran claramente las tareas diarias.

  • Monitoreo en casa: Los signos iniciales de degeneración macular, como líneas onduladas nuevas o una mancha oscura, pueden controlarse con una rejilla de Amsler en casa. Revisa un ojo a la vez y llama pronto a tu oftalmólogo si las líneas se ven torcidas, borrosas o faltan. Llevar un registro diario breve hace más fácil detectar cambios.

  • Iluminación y contraste: Una iluminación intensa sin deslumbramiento y etiquetas de alto contraste pueden facilitar ver caras, especias o medicamentos. Prueba lámparas regulables y luces de tarea en áreas de lectura y cocina. Rutinas sencillas—como encender la luz de tarea antes de leer o picar—pueden aportar beneficios duraderos.

  • Gafas de sol y gorras: Gafas de sol envolventes con protección UV y una gorra con visera reducen el deslumbramiento y la fatiga visual al aire libre. Las lentes tintadas pueden ayudar con el contraste en condiciones de luz intensa o neblina. Pregunta a tu profesional de la visión qué tintes se ajustan a tu sensibilidad y actividades.

  • Deja de fumar: Dejar de fumar puede ralentizar el daño en la mácula y favorece la salud ocular en general. Tu médico o farmacéutico puede sugerirte programas, apps o líneas de ayuda para aumentar el éxito. Los familiares a menudo contribuyen a apoyar nuevas rutinas en casa.

  • Patrón de nutrición: Una alimentación rica en vegetales de hoja verde, verduras de colores, legumbres, cereales integrales y pescado beneficia la retina. Los alimentos con alto contenido en luteína, zeaxantina y omega-3 pueden ayudar a proteger la visión central. Piensa en estas medidas como combustible a largo plazo para tus ojos y tu corazón.

  • Suplementos AREDS: En muchas personas con enfermedad intermedia, combinaciones específicas de antioxidantes y zinc (AREDS2) pueden ralentizar la progresión. Pregunta a tu oftalmólogo si la fórmula AREDS2 es adecuada para tu fase y lleva tu lista de medicamentos para comprobar interacciones. Tómalos con las comidas para reducir el malestar estomacal.

  • Rutina de ejercicio: La actividad regular y moderada favorece la circulación hacia los ojos y ayuda a controlar la presión arterial y el azúcar en sangre. Busca actividades que disfrutes, como caminar a paso ligero o ir en bicicleta, la mayoría de los días de la semana. No todas las estrategias funcionan igual, así que empieza suave y ve aumentando.

  • Control de la presión arterial: Mantener la presión arterial y el colesterol en rangos adecuados favorece la salud retiniana a lo largo del tiempo. Trabaja con tu equipo de atención primaria en objetivos y monitoreo en casa. Los cambios de estilo de vida funcionan mejor si se combinan con controles médicos periódicos.

  • Prevención de caídas: Despeja obstáculos, añade barandales y usa cinta de alto contraste en los escalones para mejorar la seguridad si la visión central es limitada. Un terapeuta ocupacional puede sugerir cambios habitación por habitación adaptados a tu hogar. Los seres queridos pueden participar en las actividades, haciéndolas más seguras y sociales.

  • Adaptaciones para conducir: Considera una evaluación y entrenamiento formales para conducir si el deslumbramiento o los escotomas centrales afectan a la seguridad. Las lentes antirreflejo y planificar rutas en horas de menor tráfico pueden ayudar. Si un método no funciona, suele haber otras opciones, incluidos el transporte comunitario y los servicios de viaje compartido.

¿Sabías que los medicamentos están influenciados por los genes?

Aunque dos personas tengan el mismo diagnóstico de degeneración macular, sus organismos pueden reaccionar de forma distinta a las inyecciones o pastillas para los ojos porque las variantes genéticas afectan cómo se absorben, se activan y se eliminan los fármacos. Las pruebas farmacogenéticas pueden ayudar a predecir la respuesta o los efectos secundarios y a orientar la dosis.

Dr. Wallerstorfer Dr. Wallerstorfer

Tratamientos Farmacológicos

Varios medicamentos pueden ralentizar la pérdida de visión en la degeneración macular, y algunos incluso pueden mejorar la visión en la forma “húmeda”. Estos tratamientos no cambian los signos precoces de la degeneración macular, pero pueden ralentizar o a veces mejorar los problemas de visión en fases avanzadas. La mayoría se administra como pequeñas inyecciones en el ojo en la consulta, con un esquema que tu especialista en ojos ajusta con el tiempo. No todo el mundo responde igual al mismo medicamento.

  • Ranibizumab (Lucentis): Inyección anti-VEGF para la degeneración macular húmeda que ayuda a detener nuevos vasos sanguíneos con fugas y puede estabilizar o mejorar la visión. Suele iniciarse mensual y luego se espacia según cómo responda tu ojo. Los efectos secundarios pueden incluir irritación ocular, aumento de la presión o una infección intraocular poco frecuente.

  • Aflibercept (Eylea): Bloquea VEGF para controlar el líquido y el sangrado en la degeneración macular húmeda. Tras unas dosis mensuales, muchos pueden pasar a inyecciones cada 8–12 semanas. La dosis puede aumentarse o reducirse gradualmente para ajustarse a cuán activa parece la enfermedad en las exploraciones.

  • Bevacizumab (Avastin): Un medicamento anti-VEGF usado fuera de indicación para la degeneración macular húmeda con resultados de visión similares para muchas personas. Se usa ampliamente porque es eficaz y más asequible en muchos entornos. Pregunta a tu médico por qué se te recomendó un fármaco específico.

  • Faricimab (Vabysmo): Actúa sobre VEGF y Ang-2 para reducir la fuga y la hinchazón en la DMAE húmeda. Muchos pueden alargar el tiempo entre inyecciones si la retina se mantiene seca. Esto puede suponer menos visitas a la consulta a largo plazo.

  • Brolucizumab (Beovu): Un anti-VEGF que puede secar la retina de forma eficaz y permitir intervalos más largos entre dosis. Se usa de forma selectiva porque un pequeño número de personas desarrolló inflamación o vasos bloqueados en la retina. Tu especialista valorará beneficios y riesgos para tus ojos.

  • Pegaptanib (Macugen): Un anti-VEGF más antiguo que ahora se usa con menos frecuencia porque los fármacos más nuevos suelen ofrecer mayores beneficios visuales. Aun así, puede considerarse en circunstancias especiales. Tu equipo ocular individualizará la elección.

  • Verteporfina fotodinámica: Un fármaco activado por luz más un láser frío usado para ciertos patrones de vasos con fuga. Ahora es menos común, pero puede ayudar en casos seleccionados, como tipos específicos de lesiones. Espera una evaluación por imágenes cuidadosa para decidir si este enfoque encaja con tu ojo.

  • Pegcetacoplan (Syfovre): Un inhibidor del complemento C3 para la atrofia geográfica, una forma seca avanzada de degeneración macular. No restaura la visión perdida, pero puede ralentizar el agrandamiento de las áreas de atrofia con el tiempo. Un pequeño porcentaje de personas puede pasar a DMAE húmeda y necesitar también anti-VEGF.

  • Avacincaptad pegol (Izervay): Un inhibidor del complemento C5 para la atrofia geográfica debida a degeneración macular. Su objetivo es ralentizar el crecimiento de las lesiones y preservar más campo de visión durante más tiempo. El control continúa de forma regular para vigilar líquido o sangrado nuevos.

  • Vitaminas oculares AREDS2: Una mezcla específica de vitaminas y minerales que ayuda a reducir la probabilidad de que la DMAE intermedia progrese a fases avanzadas. No tratan la DMAE húmeda ni cambian los signos precoces de la degeneración macular, pero favorecen la salud retiniana a largo plazo. Los fumadores y exfumadores deben usar fórmulas AREDS2 sin betacaroteno.

Influencias Genéticas

Los antecedentes familiares influyen de forma importante en quién desarrolla la degeneración macular, junto con la edad, el tabaquismo y otros factores. Los antecedentes familiares son una de las pistas más sólidas de una influencia genética. Los investigadores han identificado cambios genéticos frecuentes que aumentan o disminuyen el riesgo —sobre todo en genes relacionados con la respuesta inmunitaria del ojo y con cómo elimina los desechos—, pero tener estos cambios no garantiza que vayas a desarrollar degeneración macular. En la mayoría de las personas, el riesgo proviene de varios genes que interactúan con el entorno y el estilo de vida, más que de un único cambio hereditario. Las enfermedades maculares poco frecuentes de inicio temprano pueden estar causadas por un solo gen y transmitirse en las familias de forma más predecible, pero no son lo mismo que la degeneración macular asociada a la edad. Si te preocupa, en algunos entornos se ofrece la prueba genética para el riesgo de degeneración macular, pero los resultados suelen estimar probabilidades en lugar de dar un sí o un no claros y puede que no cambien la atención diaria, así que vale la pena hablarlo con tu especialista en ojos o con un profesional de genética.

Cómo los genes pueden causar enfermedades

Los seres humanos tienen más de 20 000 genes, y cada uno realiza una o algunas funciones específicas en el cuerpo. Un gen le indica al cuerpo cómo digerir la lactosa de la leche, otro le dice cómo construir huesos fuertes y otro evita que las células comiencen a multiplicarse sin control y se conviertan en cáncer. Como todos estos genes juntos son las instrucciones de construcción de nuestro cuerpo, un defecto en uno de ellos puede tener consecuencias graves para la salud.

A través de décadas de investigación genética, conocemos el código genético de cualquier gen humano sano/funcional. También hemos identificado que, en ciertas posiciones de un gen, algunas personas pueden tener una letra genética diferente a la suya. A estos puntos críticos los llamamos “variaciones genéticas” o simplemente “variantes”. En muchos casos, los estudios han demostrado que tener la letra genética “G” en una posición específica es saludable, mientras que tener la letra “A” en la misma posición interrumpe la función del gen y causa una enfermedad. Genopedia le permite ver estas variantes en los genes y resume todo lo que sabemos de la investigación científica sobre qué letras genéticas (genotipos) tienen consecuencias buenas o malas para su salud o sus rasgos.

Farmacogenética - cómo la genética influye en los medicamentos

Los tratamientos para la degeneración macular —como las inyecciones intraoculares de anti-VEGF y las vitaminas AREDS2— no funcionan igual en todas las personas, y las diferencias heredadas pueden influir. La investigación sugiere que ciertos patrones genéticos podrían afectar lo rápido que la retina se estabiliza tras las inyecciones o con qué frecuencia necesitas tratamiento, pero los resultados han sido dispares y no lo bastante sólidos como para orientar la atención de rutina. No todas las diferencias en la respuesta son genéticas, pero hoy en día los médicos eligen y ajustan los fármacos anti-VEGF según tu examen ocular y las pruebas de imagen, no basándose en pruebas farmacogenéticas para la degeneración macular. Los medicamentos más recientes para la atrofia geográfica actúan sobre la vía del “complemento”, que se descubrió gracias a hallazgos genéticos en la degeneración macular, pero aun así los genes no predicen de forma fiable quién se beneficiará o quién podría tener efectos secundarios. En cuanto a los suplementos AREDS2, los estudios de gran tamaño no respaldan cambiar la fórmula o la dosis según los resultados genéticos; las recomendaciones siguen dependiendo de la fase de la degeneración macular. A medida que avance la investigación, la genética podría ayudarte a personalizar el tratamiento de la degeneración macular, pero por ahora queda en un segundo plano junto con la edad, el tabaquismo y lo que tu especialista en retina observa en las imágenes.

Interacciones con otras enfermedades

La degeneración macular suele presentarse junto con otros problemas relacionados con la edad, como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, las cataratas y, a veces, el glaucoma. Los médicos lo llaman “comorbilidad” cuando dos afecciones ocurren al mismo tiempo. Cuando la diabetes afecta la retina (retinopatía diabética) a la vez que la degeneración macular, el estrés combinado sobre el ojo puede reducir aún más la visión nítida y central: tareas diarias como leer etiquetas o reconocer caras pueden volverse claramente más difíciles. Las cataratas pueden empañar la visión desde todo el cristalino, lo que puede ocultar signos precoces de degeneración macular; extraer una catarata puede mejorar la claridad general, pero no trata la mácula en sí. El glaucoma daña la visión lateral, así que tener glaucoma y degeneración macular a la vez puede estrechar tanto la vista central como la periférica, complicando la movilidad y la percepción de profundidad. Las enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos comparten factores de riesgo con la degeneración macular; muchas personas reciben inyecciones oculares con seguridad mientras toman anticoagulantes, pero tus equipos de oftalmología y atención primaria deberían coordinarse para adaptar el tratamiento y el seguimiento a tu caso.

Condiciones Especiales de Vida

El embarazo por lo general no empeora la degeneración macular, pero los cambios hormonales y de líquidos pueden afectar un poco la visión, así que pide que tus equipos de obstetricia y oftalmología coordinen tu atención. Algunas inyecciones oculares usadas en la degeneración macular húmeda pueden pausarse o programarse con cuidado durante el embarazo y la lactancia; habla con tu médico antes de iniciar o retrasar tratamientos. En adultos mayores, otras afecciones —como diabetes, presión arterial alta o cataratas— y ciertos medicamentos pueden agravar los cambios en la visión, por lo que son importantes los exámenes oculares periódicos y las medidas para prevenir caídas. En niños y adolescentes, la degeneración macular asociada a la edad es rara; si los problemas de visión aparecen temprano, los médicos consideran trastornos maculares hereditarios y pueden sugerir pruebas genéticas y apoyos de baja visión en la escuela.

Quienes practican deporte de forma activa con degeneración macular por lo general pueden seguir entrenando, pero el deslumbramiento, los entornos con poco contraste y los deportes con pelota pueden requerir adaptaciones como equipamiento de alto contraste, lentes tintadas o cambios de posición. Al conducir, puedes notar más dificultad al atardecer y con lluvia; unas gafas con graduación actualizada, recubrimientos antirreflejo y pantallas del salpicadero más brillantes pueden ayudar, y algunas personas quizá necesiten limitar la conducción nocturna con el tiempo. Tus seres queridos pueden notar pequeños riesgos de seguridad en casa, como escalones que pasas por alto o golpes en encimeras, y cambios sencillos —mejor iluminación, etiquetas de alto contraste, ajustes de letra grande en los dispositivos— suelen facilitar la vida diaria. Con la atención adecuada, muchas personas siguen trabajando, viajando y manteniéndose activas mientras conviven con la degeneración macular.

Historia

A lo largo de la historia, muchas personas han descrito dificultad para ver caras o leer aun cuando el resto de su visión parecía normal. Las letras eran lo primero en desvanecerse. Las líneas rectas en una página se veían torcidas. Alguien podía caminar hasta el mercado sin problema, pero le costaba reconocer a un vecino a un paso de distancia. Las familias y comunidades empezaron a notar patrones: abuelos que alejaban los libros, padres que evitaban conducir de noche y, más tarde, hijos adultos con la misma mancha borrosa central.

Desde los primeros registros escritos hasta los estudios actuales, los médicos fueron comprendiendo poco a poco que este conjunto de cambios señalaba al centro de la retina. Con la evolución de la ciencia, los dibujos de la “mancha amarilla” en el fondo del ojo —la mácula— se vincularon con las dificultades cotidianas que la gente describía. Los primeros observadores solo podían relatar lo que veían con las herramientas de su época: pequeñas zonas pálidas, diminutos depósitos o sangrados cerca de la mácula. Usaban términos que variaban según el país y la formación, y no todas las descripciones iniciales eran completas; aun así, juntas sentaron las bases del conocimiento actual.

A finales del siglo XIX y principios del XX, dibujos minuciosos y, más tarde, fotografías de la retina mostraron cambios relacionados con la edad que encajaban con los relatos de ondulaciones y visión central borrosa. Con el tiempo, las descripciones se hicieron más precisas y distinguieron la degeneración macular asociada a la edad de otras causas de pérdida de visión central, como enfermedades maculares hereditarias o el edema por diabetes. Conforme mejoró la imagen —del oftalmoscopio a la angiografía con fluoresceína y la tomografía de coherencia óptica—, lo que antes era una vista plana se volvió en capas y detallada. Se pudieron ver depósitos sutiles bajo la retina, llamados drusas, y más tarde signos de cicatrices o de vasos sanguíneos nuevos y frágiles antes de que aparecieran cambios importantes en la visión.

En las últimas décadas, el conocimiento se ha apoyado en una larga tradición de observación. Los investigadores relacionaron factores de riesgo del estilo de vida, como el tabaquismo, e identificaron factores genéticos que aumentan la susceptibilidad, lo que ayuda a explicar por qué la degeneración macular es muy frecuente en algunas familias y no aparece nunca en otras. Este cambio hizo que la prevención y el seguimiento fueran más concretos: dejar de fumar, proteger los ojos del deslumbramiento y vigilar los signos precoces de degeneración macular con herramientas sencillas como una rejilla de Amsler.

La historia del tratamiento también cambió el pronóstico. Durante muchos años, la base fue la atención de apoyo: buena iluminación, lupas y rehabilitación visual. Luego llegaron las inyecciones oculares dirigidas que pueden frenar o revertir la forma “húmeda” al calmar los vasos sanguíneos con fugas, y técnicas de láser afinadas en casos concretos. Han cambiado las comprensiones, pero el objetivo se mantiene: preservar la visión central para leer, reconocer caras y seguir siendo independiente.

Mirar atrás ayuda a entender la combinación actual de revisiones oftalmológicas rutinarias, control en casa y tratamiento a tiempo. La historia de la degeneración macular es la de una observación cada vez más precisa que conduce a una detección más temprana y a más opciones, para que, si convives con ella, puedas mantener enfocados los detalles que más importan.

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